Robots de nuestro propio ego
El primer ordenador que llegó a casa fue cuando tenía 12 años, una sorpresa que llegó un día cualquiera a una hora inesperada. Hasta entonces, estaba acostumbrada a lidiar con el MS-DOS y disquetes con los que pasaba el tiempo jugando como a aquel juego de Indiana Jones donde descubría el arca perdida. Con la llegada de ese regalo, empecé a descubrir el Universo de Internet o, al menos, de lo que era entonces: la enciclopedia Encarta en un CD dejando de lado a mis disquetes, las páginas web...